
Hace mucho tiempo, había creado un plan. Este consistía en hacer todo lo posible por eliminar la sociedad. Con mi socio, 'El Toro', pensamos una infinidad de métodos para lograr nuestro objetivo, guardándonos solo los mejores. Ahora, diez años después, es hora de disfrutar nuestro trabajo.
La noche anterior a proceder con mi despiadado plan, converse largamente con mi socio. Ambos sabíamos que lo más probable era que fallaríamos, pero que importaba, de igual manera moriríamos. Acordamos seguir sin importar lo que pasara, no seriamos felices si esta misión se fallaba.
A las seis en punto nos despertamos, en media hora el bus ya estaba cargado. Nos adentramos en las zonas mas recónditas del país, hasta encontrar un lugar rural apto para nuestro...experimento.
Nos detuvimos frente a un bello y extenso valle, el cual contenía una gran cantidad de casas toscas y precarias. El olor a felicidad se podía oler en cualquier parte, era un olor desconocido, un placer prohibido. 'El Toro' procedió a soltar las bestias, los guarenes más grandes y despiadados del mundo se desplomaron sobre la tierra. Eran hijos de la ciudad, animales con una profunda suciedad. Nosotros solo nos encargamos de potenciar su poder, ahora era su hora de gozar y comer. Los roedores descuartizaron a todo niño menor a seis años, incluso algunos adultos se vieron emboscados. A los sobrevivientes los sometimos a las siniestras torturas, cosas que aun para mi son demasiado obscuras. Clavos oxidados, sal y limón; un horno microondas, agua y licor. Más no es necesario decir.
Después de quince días de de siniestra purificación, la raza feliz por fin se extinguió. La suciedad y la perversión desde ese día gobernó. Después de todo, algo no puede ser malo si no hay nada mejor con que compararlo. Hay tantas maneras de solucionar los problemas... porque elegir las más difíciles y fomes? Al parecer, no hay razón... todo lo que queda es diversión.