jueves, 16 de agosto de 2007

Revolución Rosa



Eran tiempos difíciles, el régimen ya se había establecido y cualquier tipo de desorden podía culminar con la muerte. Sin embargo, había gente a la que esto no le importaba. Los rumores decían que estos seres se auto denominaban 'las sombras', un nombre bastante acertado, ya que nadie los había visto.
Se reunían bajo la ciudad, por las cañerías, donde recibían instrucciones de su comandante. Le decían 'el inspector' y era un ser bastante atemorizante. Su baja estatura contrastaba con su fuerte voz, y sus gruesos bigotes le daban un toque de autoridad. Entre sus tropas habían muchos criminales reconocidos, como 'azul el largo', o 'blanco el toro', seres despiadados que harían cualquier cosa por dinero. Sin embargo, para su ultima misión eligió a un nuevo integrante, el cual había causado asombro en el inspector por su gran frialdad y eficacia. Sin perder más tiempo, le encomendó la misión, el resto estaba en sus manos.
Ese día él caminaba por la ciudad, su ropa desteñida y sus lentes obscuros le hacían parecer no mas que un mendigo, si solo supiesen la verdad. Caminaba tranquilo, pues sabía que el plan había salido a la perfección. Hecho un vistaso hacia atrás para poder admirar los daños de su despiadada acción. El edificio principal se hundía en gigantescas llamas que desesperados bomberos luchaban por apagar. Las ambulancias iban y venían, los llantos se acoplaban y se hacia difícil escuchar. Era una lástima, pero así debía ser, los principios no se han de romper.
Al mirar a su derecha, advirtió que en los televisores de la multitienda de la esquina estaban dando las noticias, donde justamente relataban este increíble suceso. En el otro televisor estaban dando un nuevo capítulo de la pantera rosa. Una leve e irónica risa nació en su rostro.
"Lo que hace uno por dinero..." Se alejo lentamente del local. Bajo su largo abrigo se divisaba levemente una cola. Que raro, parecía ser rosa.

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