
A veces me sueño en la pista en un día de aquellos, las graderías llenas, los finalistas en sus lugares, el nerviosismo reina en el lugar. Miro a mis lados, veo gente deseosa de ganar, gente con objetivos que lograr. Los miro sin rencor, son mis amigos, colegas de una pasión.
"¡Fuera los busos!" La adrenalina corre por mi cuerpo, la emoción es muy grande para contenerla. Miro a mi familia en el publico, quiero que me miren, quiero que miren la felicidad viva y en persona. "¡Competidores, a sus marcas!" Me pongo en posición para partir. Antes de apoyar mis manos en la pista, miro hacia el frente. En este momento no se piensa, solo se siente. Veo la meta, veo el final, veo la vida y la muerte, me veo ganar. Esbozo una pequeña sonrisa, estoy determinado a ganar, pase lo que pase, he de triunfar. Me pongo en posición, mirada hacia abajo, hombros al frente, me recuerdo a mi mismo, todo esta en mi mente. "¡Listos!" Mi cuerpo se levanta lentamente....estoy esperando el momento exacto...mis sentidos se prenden...estas carreras no se pierden. En centésimas de segundo mi cuerpo se adelanta con una fuerza increíble, siento el viento mi cara, una sensación indescriptible. Llevo diez metros, mi cuerpo se empieza a enderezar, la velocidad es extrema, no puedo parar.
A lo lejos se escucha al publico rugir, seres exaltados que gozan con vernos seguir. Un hombre grita, se pone a llorar...no era para menos, era una final.
Los segundos pasan, los metros también; los competidores no ceden, tienen que correr. Sus ojos brillan, reflejan la hermosura de lo que ven. Su vida es este pequeño momento, estos segundos de emoción, aquí ven todo, admiran lo que son. El entrenamiento, la dedicación, todo tenía una profunda motivación.
Adelante mi cuerpo al llegar a la meta... levante mis manos en signo de victoria. El público llegó a un éxtasis máximo, mi cuerpo también. Miré a mi familia, mire a mi hogar, ellos sabían que iba a ganar. Empece a caminar, esto lo tenía que celebrar. Me reuní con los otros siete campeones, nos unimos en una fiesta de profundas emociones. Sus ojos brillaban, reflejaban su vitalidad, eran pruebas firmes de su felicidad.
Esa noche no hubo un perdedor, tampoco un campeón... esa noche, fue pura pasión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario