
Era el año 2017, estaba en un juicio,enjuiciaban a mi hermano. Él era un hombre que nunca se destaco por ser inteligente en el colegio, pero tenía ese brillo en los ojos, ese ligero detalle que lo hace a uno saber que es un genio.
Me senté calmado en mi silla, con una confianza plena en que todo iba a salir bien. Los androides encargados de dar la sentencia tenían fama de ser inteligentes, quizás demasiado inteligentes, mi hermano sabía eso, no era de preocuparse, era mejor de echo.
El juicio empezó. Se le imputaba a mi hermano de triple asesinato, y asalto a mano armada. Toda la evidencia parecía estar en su contra, hasta que le toco hablar a él.
Con una soltura envidiable, se echo a hablar: "Señores del jurado, señores jueces, debo decirles que tienen al hombre equivocado. ¿Como es posible determinar si la persona que esta aquí hablando es la misma que cometió el crimen? Preguntense a ustedes, ¿como pueden estar seguros que sus fabricantes, sus jefes, siguen siendo los mismos si es que por cada segundo que pasa su inconsciente sufre cambios sin vuelta atrás? Un adulto nunca volverá a ser un niño, un anciano no volvera a ser joven. Ustedes, seres privilegiados, son los únicos que nunca cambian, y por ende son los únicos que pueden ser considerados culpables de estos homicidios, ustedes son los únicos que siguen vivos desde los asesinatos, nosotros, en cambio, nacimos después de estas muertes." El publico se mantuvo en un tenso silencio, los androides se miraron, hablaron entre ellos.
Mi hermano logró safarse del cargo al final, los que no lograron salvarse fuimos nosotros, la humanidad. Los androides asesinaron a todos sus jefes y fabricantes por temor a que fueran impostores, las experiencias fueron prohibidas, las opiniones, reprimidas. El control de la población se justificaba por su seguridad. Otro régimen de abusos y torturas comenzaba...esto ya parece ser monótono.
No hay comentarios:
Publicar un comentario